Nuestra historia

Centrado inicialmente en cojines de jardín, Bernard se abastecía de telas procedentes del corazón de la industria textil europea. Su gran ojo para el detalle y la calidad, respaldado por el criterio exigente de su esposa Grietje, le condujeron al éxito desde el principio. Inspirados por esta idea, el dúo fundó su propio Atelier, donde unas diez costureras confeccionaban a mano los cojines, una experiencia transmitida de madres a hijas en la región.

Las ventas y la producción crecieron, lo que hizo necesaria una marca fuerte. Surgió la marca GESCOVA, que amplió la gama de cojines para incluir muebles de jardín y sombrillas. Esto marcó la pauta para ofrecer un atractivo diseño comercial y belga a través de una red de tiendas por todo el país.

A medida que el mercado evolucionaba, Gescova respondía de forma innovadora a las cambiantes tendencias de vida de los clientes. Los clientes buscaban el mismo confort en el exterior que en el interior, transformando la terraza en una prolongación del salón. El aprecio por el diseño belga se combinó con nuevos materiales en todo el mundo, y la madera de teca de Indonesia adquirió un papel destacado.

La nueva generación, comenzando por Frederik y seguida por Thomas y Sammy, entró con una visión ambiciosa. Sus extensos viajes por todo el mundo les sirvieron de inspiración para descubrir las mejores ideas, elegir materiales con conocimiento de causa y establecer colaboraciones exclusivas con expertos y proveedores de todo el mundo. Esta nueva generación inyectó energía fresca al tiempo que mantenía sólidas tradiciones.

Gescova se expande más allá de Bélgica, presentando por primera vez sus muebles en ferias internacionales. Se nombraron agentes extranjeros, lo que contribuyó al crecimiento de Gescova como marca internacional de exteriores. La ambición se expandió hasta estar presente en 20 países, considerando a los agentes y distribuidores como miembros integrales de la familia Gescova, un éxito logrado gracias al esfuerzo conjunto.

Fiel a sus raíces, Gescova adquirió la fábrica textil Plush, de 25.000 m², en el aeropuerto de Wevelgem. Junto a un centro de innovación y una sala de exposición de experiencias para seguir desarrollando su identidad, se construyó un centro logístico. La logística, además del diseño, se convirtió en un pilar vital en la expansión de la marca, ya que ofrecía una accesibilidad óptima para los clientes de toda Europa y distinguía los puntos fuertes exclusivos de la marca. Los clientes europeos podían ahora vender sin mantener su propio stock.

A medida que el comportamiento de los clientes cambiaba hacia la inspiración digital, Gescova abrazó el ámbito digital al tiempo que reconocía la importancia de las experiencias táctiles. La presencia en línea de la marca en el sitio web y las redes sociales tenía como objetivo ayudar a los distribuidores y agentes a posicionar la marca de forma eficaz. El descubrimiento digital se complementó con el desarrollo continuo de una red europea de salas de exposición donde los clientes pudieran experimentar los productos de primera mano.

Gescova emerge como una marca sólida, que aprovecha sus raíces textiles belgas y sus 50 años de experiencia para desarrollar una pericia única en la creación de experiencias similares a las del interior al aire libre con muebles de exterior de alta calidad. A través de una red internacional de clientes y proveedores seleccionados, Gescova ofrece una gama diversa para el nuevo consumidor. La marca está preparada para defender y difundir la felicidad al aire libre por toda Europa.